Algún día tenía que llegar.
Tras casi 3 meses negándome a pagar por cruzar una línea roja en el metro, he sufrido mi primer control. Subía por las escaleras mecánicas y al fondo de ellas había como 8 policías cerrando el paso con premeditación y alevosía.
Mi primer instinto tras requerirme el billete fue decir "eh! que ya he cruzado la línea roja (de salida)!", porque la tenía un metro por detrás jaja. El segundo fue el de correr... total, qué me va a pasar si me persiguen 8 policías armados con porras?
Por suerte mantuve la calma y se me ocurrió un tercer plan mucho mejor que los dos anteriores... hacerme el longuis, que es lo típico en estos casos. Abrí la mochila en lo que pensaba si hacer el paripé de "ay, me lo he dejado en casa", pero finalmente les saqué un billete de tren con fecha del día anterior y otro billete de tren que estaba en blanco y se los di con esta jeta que Dios me ha dao, con cara de convencido de que eran válidos. Por poner un símil, es como si un segurata del metro de Madrid te pide el billete y le das uno de Auto-Res con fecha de la semana pasada, y cuando te dice que eso no vale le dices "ay, pues yo creía que sí... no vale esto también para el metro?". Lo más gracioso es que mi francés igual no es una maravilla, pero en cuanto me empezó a hablar el guardia y a decirme si hablaba francés o flamenco, empecé a sacar mi francés más barriobajero de Villafáfila de Abajo, diciendo "an pé de fransé", y seguí con el paripé hasta despedirme del guardia diez minutos después.
Me pidió la tarjeta de residencia, que por supuesto ni tengo porque no he ido a por ella todavía ("vives aquí y no tienes tarjeta de residencia?", "no... es que soy nuevo... todavía no he podido ir a por ella...). Mientras tanto yo seguía diciendo "pero esto no sirve? ay, pues a mí me dijeron que sí... no vale para el metro, el tranvía, el bus y el tren?". El tío me llevó aparte en lo que sacaba su libreta con la lista negra de polizones y en lo que me decía: "sabes que hay una multa por no llevar billete? sabes de cuánto es?" y yo con toda mi jeta: "me imagino que habrá multas pero no, no sé cuanto es... porque yo siempre pago, entonces nunca me he preocupado de si son 50 euros, 100 ó 300...". Y en lo que el poli me llevaba más lejos todavía, me atreví todavía a añadir "perdone, es que tengo un poco de prisa, que tengo que coger un tren para el trabajo y lo voy a perder...". El poli cogió uno de mis billetes de metro que habían sido utilizados por última vez el mes pasado, lo picó en una de las máquinas y me dijo "esto es un regalo, pero ya sabes para la próxima vez que este billete de tren no vale para el metro... hay un billete de metro especial que vale para el tren" y me dejó ir en lo que yo decía "ah, pues igual eso es lo que me habían explicado y lo comprendí mal... gracias, hasta luego!" :)
Y por si alguien se lo pregunta: sí, perdí el tren... pero eso es lo de menos ;)
viernes, 13 de junio de 2008
Diario de... un control en el metro
Palabras clave
control,
jeta,
polizón,
premeditación y alevosía
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